Faraones by Canal Historia

autor:Canal Historia [Historia, Canal]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Plaza & Janés
publicado: 2017-10-25T22:00:00+00:00

EL PODER DE LA SANGRE

El Segundo Período Intermedio y el inicio del Imperio Nuevo fue una época particularmente convulsa en la historia egipcia. Aprovechando la ausencia de un poder central fuerte, durante dicho Período Intermedio los hicsos habían logrado penetrar en Egipto y se habían asentado en la zona del delta creando allí su propio reino. Tebas se convirtió entonces en refugio de los sucesores de los grandes faraones del Imperio Medio, pero la realidad de los príncipes tebanos de la época nada tenía que ver con el tipo de poder que habían ejercido sus antecesores. Multitud de monarcas débiles se sucedieron en un lapso de apenas cien años, en los que el esplendor del Egipto de las pirámides y los grandes templos parecía alejarse a pasos agigantados. En un contexto en el que la realidad de los hechos parecía poner en entredicho el otrora incontestable poder de los faraones, los reyes de lo que quedaba de Egipto no dudaron en emplear toda clase de recursos para reforzar su legitimidad. El matrimonio con mujeres descendientes de la XII Dinastía, es decir, la última gran dinastía en que la realeza se había manifestado en toda su magnitud, fue uno de ellos.

Aunque la realeza en Egipto se transmitía a los varones, sumar a la sangre real masculina la femenina no hacía sino añadir legitimidad al ocupante del trono. Conscientes de ello, los reyes egipcios tendieron a escoger como primeras esposas a mujeres de la familia real, llegando la endogamia en algunos casos hasta el matrimonio entre hermanos. «Ya fuera porque el hecho de limitarse a la familia hasta ese punto estaba destinado a distinguir a la realeza de los simples mortales (al copiar la costumbre de los matrimonios entre hermanos de los dioses), ya fuera para acallar a potenciales pretendientes rivales al trono, el resultado fue un grupo excepcionalmente cerrado de parientes cuyos miembros femeninos desempeñaron un papel inusualmente destacado», apunta en este sentido el egiptólogo británico Toby Wilkinson.

En efecto, el recurso a las mujeres de sangre real como forma de reforzar la legitimidad dio a estas la oportunidad de convertirse en elementos importantes en la política dinástica, lo que en momentos de inestabilidad, como el Segundo Período Intermedio, se acrecentó aún más. Así las cosas, sería en la Tebas de fuertes mujeres de sangre real donde surgiría la chispa que volvería a iluminar Egipto. Cuando falleció Kamose, último faraón de la XVII Dinastía, su hijo y heredero Ahmose era todavía un niño. El futuro fundador de la XVIII Dinastía (la primera del Imperio Nuevo) habría de ser quien expulsase definitivamente a los hicsos y devolviera a Egipto su antiguo esplendor, pero para ello aún habría de pasar un tiempo. Sin embargo, Ahmose tendría de quien aprender, pues no solo su padre había comenzado a poner coto a la presencia de los hicsos en el delta, sino que su abuela, Tetisheri, y su madre, Ahhotep, demostraron ser magníficas gobernantes durante su minoría, pues desplegaron una política de acoso a los hicsos digna

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